La inflación de EE. UU. ha aumentado respecto a meses anteriores, hasta el 2,90 %.
La inflación subyacente se mantiene en el 3,10 % por la presión de los precios en los servicios.
Para los ahorradores, los tipos de interés de Europa siguen bajo presión por la inflación.
El IPC estadounidense volvió a mostrar una subida el mes pasado: los precios son de media un 2,90 % más altos que hace un año. En julio, la inflación se situó en el 2,70 %.
Los analistas atribuyen el incremento al encarecimiento de combustibles, alimentos y a los aranceles a las importaciones, que generan más inflación. Los economistas esperan que estos gravámenes se sigan trasladando a los precios en los próximos meses.
La inflación subyacente, que excluye los alimentos y la energía, fue del 3,10 %, igual que en julio de 2025.
Asimismo, la inflación de EE. UU. es un poco más alta que la de la eurozona, donde la inflación armonizada fue del 2,10 % en agosto. Sin embargo, los datos de inflación de EE. UU. no equivalen a los de Europa, ya que utilizan metodologías diferentes.
Aun así, parece que EE. UU. sigue teniendo una presión de precios algo mayor, sobre todo por el aumento del precio de los servicios y los productos importados.
La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) tiene como objetivo situar la inflación en el 2,00 %, pero el nivel actual es más alto. Por ello, una bajada de tipos no parece probable a corto plazo.
La política de la Fed sigue marcando la pauta para la banca mundial. Los bancos centrales de Europa siguen de cerca al banco central, aunque toman decisiones según la inflación y la economía europeas.
En Europa, la inflación sí se acerca ya al objetivo del 2,00 %. Por este motivo, el Banco Central Europeo (BCE) ha recortado varias veces el tipo de depósito, lo que se refleja en los tipos de interés que reciben los ahorradores europeos.
No obstante, los analistas prevén que el BCE recorte menos y más lentamente y que la Fed mantenga sus tipos elevados, debido a los riesgos para el euro y la inflación europea. Esto también se traduce en una evolución más prudente de los tipos de ahorro en la eurozona.
Para los ahorradores de Europa, una inflación alta en EE. UU. implica que los tipos de ahorro y las expectativas de inflación de Europa podrían mantenerse más elevados de lo esperado.
Esto impacta directamente en el poder adquisitivo. Si el dinero ahorrado no ofrece una rentabilidad igual o más alta que la inflación, el dinero pierde valor.
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