Cuando realizas una inversión, tu objetivo suele ser obtener una rentabilidad. Pero ¿tienes claro lo que es? A continuación te explicamos qué es la rentabilidad, qué tipos existen y cómo se calcula.
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Última actualización: 09/12/2025
Es el beneficio potencial que puedes obtener al invertir tu capital, y uno de los aspectos que debes tener en cuenta.
Existen diferentes tipos: absoluta, acumulada, anualizada, económica, financiera, comercial, bruta y neta.
Se puede medir en términos absolutos (la cifra exacta) y en términos relativos (un porcentaje sobre la inversión inicial).
La rentabilidad es el beneficio que se puede obtener al invertir. Es el principal indicador para analizar el comportamiento de una inversión y, por tanto, para comparar diferentes inversiones.
No es el único factor a considerar al contratar productos de ahorro o inversión, ya que también debes valorar otros aspectos como el riesgo o la liquidez. En cualquier caso, la rentabilidad es un aspecto importante a la hora de decidir dónde invertir dinero.
Puede medirse y mostrarse tanto en términos absolutos, es decir, la cantidad exacta de dinero que has obtenido, como en términos relativos, mediante un porcentaje sobre la inversión inicial. Por ejemplo, una inversión de 1.000,00 € puede darte una rentabilidad del 10,00 % (expresada en términos relativos) o de 100,00 € (expresada en términos absolutos). Generalmente, se utilizan los términos relativos para comparar la rentabilidad de diferentes inversiones o activos financieros.
Una de las partes fundamentales de cualquier inversión es calcular el beneficio que vas a obtener. A modo de ejemplo, si compras una propiedad por 200.000,00 € y buscas una rentabilidad del alquiler, calcular la ganancia antes de comprar el inmueble te permitirá valorar si esa inversión se ajusta a tus objetivos financieros.
Lo mismo ocurre al crear un negocio, es imprescindible hacer cálculos para hacerte una idea de las ganancias potenciales que puedes conseguir. Solo así, sabrás si te compensa ir a por ello o si sería mejor optar por otras opciones.
En definitiva, calcular la rentabilidad impacta directamente en tus decisiones económicas y financieras.
Hay muchos tipos de rentabilidad, dependiendo de la información que quieras. Aunque la rentabilidad económica y la financiera son las más habituales, no son las únicas. Estos son los diferentes tipos que existen:
Rentabilidad absoluta: es la apreciación o depreciación de un activo en un plazo de tiempo concreto. Se expresa como porcentaje.
Rentabilidad acumulada: son las ganancias totales de una inversión desde que se realizó. Un ejemplo sería el dinero que obtiene un inversor con un depósito a tres años después de esos tres años o después de seis meses en un depósito a 6 meses. En estos casos, puedes fijarte en la TAE para ver la rentabilidad (a la que deberás restar los impuestos para calcular la ganancia neta).
Rentabilidad anualizada: son las ganancias acumuladas divididas entre los años que ha durado la inversión.
Rentabilidad económica: sirve para medir la capacidad de una empresa de generar beneficios mediante sus activos y capital invertido, independientemente de su estructura financiera.
Rentabilidad financiera: más conocida como ROE, es la relación entre el beneficio neto que obtiene la empresa antes de impuestos y sus fondos.
Rentabilidad comercial o rentabilidad sobre ventas: evalúa la calidad comercial de una empresa. Para ello, se dividen los beneficios obtenidos por ventas entre las ventas totales en un determinado periodo de tiempo.
Rentabilidad bruta: ganancias de una compañía o una inversión antes de impuestos, amortización del capital, etc. Es, por lo tanto, una métrica incompleta porque no muestra la rentabilidad real que obtienes.
Rentabilidad neta: es la rentabilidad final después de restar los impuestos, la amortización del capital, etc. En general, es más fiable porque descuenta todo lo que puede afectar a la rentabilidad real.
Ten en cuenta que más de uno de estos tipos de rentabilidad puede darse en una inversión. O, en otras palabras, no todas son excluyentes entre sí.Tal es el caso de la rentabilidad financiera, que tiene rentabilidad bruta y rentabilidad neta.
En la siguiente tabla puedes ver un resumen de los tipos de rentabilidad:
Absoluta | El beneficio total obtenido en un periodo sin considerar el tiempo. | (Valor final − Valor inicial) / Valor inicial | Mide el rendimiento total de una inversión. | No sirve para comparar períodos con duraciones distintas. |
Acumulada | Rentabilidad total acumulada durante un periodo, considerando la reinversión. | (Valor final / Valor inicial) − 1 | Calcula el crecimiento de una inversión en todo el periodo. | Muy usada en inversiones de largo plazo. |
Anualizada | La rentabilidad media anual equivalente. | (1 + Rentabilidad acumulada) ^ (1 / n) − 1 (n = años) | Compara inversiones con distintos plazos. | Permite comparar depósitos, fondos y carteras. |
Económica | Rendimiento generado por los activos de la empresa. | Beneficio neto / Activos totales | Evalúa la eficiencia operativa global. | No considera la financiación (deuda). |
Financiera | Rentabilidad para los accionistas. | Beneficio neto / Patrimonio neto | Mide cuánto ganan los propietarios por su inversión. | Aumenta con apalancamiento (más deuda). |
Comercial | Margen de beneficio sobre las ventas. | Beneficio neto / Ventas | Analiza la eficiencia comercial y los márgenes. | Útil para comparar empresas del mismo sector. |
Bruta | Margen antes de gastos operativos. | Beneficio bruto / Ingresos | Muestra cuánto margen queda para pagar costes y generar utilidad. | Muy usada en sectores industriales. |
Neta | Ganancia final después de todos los gastos. | Beneficio neto / Ingresos totales | Calcula la rentabilidad real generada por la empresa. | Refleja la eficiencia total de la empresa. |
¿Sabes qué es el valor actual neto o VAN?
Aunque puede haber variaciones pequeñas en los cálculos de los diferentes tipos de rentabilidad, la fórmula de la rentabilidad es la siguiente:
(Valor actual de la inversión – Valor inicial de la inversión) / Valor inicial de la inversión × 100
De esta forma, si una inversión de 1.000,00 € ahora vale 1.100,00 €, la fórmula para calcular la rentabilidad sería:
(1.100,00 – 1.000,00) / 1.000,00 × 100 = 10,00 %
Muchos tipos de rentabilidad se calculan con el resultado de este primer cálculo. Sin embargo, no es necesario hallar otras rentabilidades porque rara vez son necesarias para el inversor particular.
Seguro que ya sabes cómo rentabilizar el dinero, pero ¿cómo maximizar esa rentabilidad? Los siguientes consejos pueden ayudarte:
Diversifica: independientemente de tu perfil de inversor, repartir tu dinero entre diferentes cestas puede reducir el riesgo total de tu cartera y favorecer que unas inversiones compensen otras. Y es que, los activos que no están correlacionados tienen un comportamiento opuesto. Esto significa que si con una inversión tienes pérdidas, con otra puedes tener ganancias.
Puedes tener en cuenta las ventajas fiscales según la normativa vigente: los fondos de inversión tienen ventajas fiscales. Si inviertes en uno, solo tendrás que tributar cuando recuperes el dinero, pero si lo recuperas y lo inviertes en otro fondo, no tendrás que tributar. En este sentido, presta atención a los tramos del IRPF, pues conviene revisarlos antes de rescatar el capital, para planificar mejor la tributación. También puedes ajustar las aportaciones hechas a un plan de pensiones para pagar menos impuestos en la declaración de la Renta. Estas ventajas tributarias no afectan directamente a la rentabilidad, pero sí lo hacen de una forma indirecta, ya que el dinero que te ahorras en impuestos puedes invertirlo en un instrumento.
Benefíciate del interés compuesto: el efecto bola de nieve del interés compuesto hace que los intereses generados se sumen al total con el que se calcularán los próximos intereses. A largo plazo, puede aumentar la rentabilidad de una cuenta remunerada que abone intereses mensualmente.
Como puedes ver, la rentabilidad es un concepto clave en el mundo de las inversiones. A pesar de que existen diferentes tipos y formas de calcularla, todas tienen algo en común: es lo que todo inversor quiere maximizar al invertir.
No, la rentabilidad pasada no garantiza resultados futuros.
Al valorar una inversión, primero debes fijarte en el riesgo y escoger el que se adapte a tu perfil de inversor. Recuerda que la rentabilidad es siempre potencial y no está garantizada. El valor de las inversiones puede subir o bajar.